Lo empujo a la piscina, esperaba que muriera rápidamente, aunque por su mente siempre estuvo presente la idea de que lucharía por su vida. Pero no lo hizo, sólo tomó sus brazos antes de caer, y al estar totalmente sumergido abrió sus ojos, lo vio, su cara parecía tener ese gozo que da el que se cumpla la voluntad que uno espera. No se resistió en ningún momento, el tiempo pareció tan eterno que no olvido sus ojos, esa tristeza que pareció desaparecer en sus últimos momento se volvió una gran sonrisa. Murió a mis manos y no siento nada, sólo dejo en mi esa profunda soledad y tristeza.